Me dicen que soy muy fuerte, que no saben cómo lo hago. Yo les digo que he llorado océanos pero que he decidido que ya no me importa. Clic, como un interruptor. Que estoy harta de que jueguen, y que si quieren jugar, que no sea conmigo. Esta vez prefiero que me dejen de lado, quiero ser la niña a la que escogían última para los equipos de gimnasia cuando íbamos a primaria, esa que se sentía inútil y despreciada pero que ahora me haría sentir alivio. Que si quieren ver a alguien lamentándose, no voy a ser yo. Resumiendo, y aunque nadie quiera creerlo,
I don't give a f.
Y es ahora cuando siento que he madurado, o es que simplemente ha sido una sonrisa la que me ha salvado.
Ilustración de Paula Bonet
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