Thursday, 30 July 2015

Viento


Surcando las calles a toda velocidad, con una cerveza de más y el viento en mi pelo, la bici sigue mis órdenes – que son pocas. No hay coches en la ciudad y solo se respira el olor a primer día de verano, así que me dejo llevar por la máxima velocidad de las ruedas por las calles desiertas (desiertas de personas, desiertas de clima). Sigo a mis compañeros de viaje, los de delante haciendo carreras para ver quién es más rápido; el de atrás, como yo, disfrutando del momento en silencio. Bajando una cuesta me cruzo con las dos únicas personas de la ciudad, una pareja inmersa en un beso bajo un túnel de columnas. Qué beso más de película, en una noche tan estival. Ojalá hubiera tenido confeti en las manos para lloverles encima y celebrar ese momento. En lugar de confeti mis manos agarran el manillar de la bici, recordando mi propio beso de película y tu pelo, tan cerca y tan lejos.

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